Hasta siempre, con gratitud
Cuando estos comercios cierran, se pierde mucho más que una tienda: se pierde la historia, las historias compartidas, las sonrisas del comerciante que nos conoce por nuestro nombre y la identidad misma del barrio. La desaparición de estos lugares puede llevar a un crecimiento de grandes cadenas o centros comerciales, pero también a una pérdida de la esencia y el carácter único de cada comunidad.
Por eso, es importante valorar y apoyar a los comercios de barrio, porque ellos son los guardianes de nuestra cultura, nuestros recuerdos y nuestro sentido de comunidad. Mantenerlos vivos significa preservar la historia y el alma de nuestro pueblo.
Lo triste de todo esto es que en Castellar vamos a vivir este "proceso" varias veces en pocos años... y eso seguro que nos quitará un poco de esa cercanía a la que me refería antes.
Hace un par de días recibí una llamada de una buena amiga, Luisa Bernal, y me pedía poder subir a la web un escrito hecho de su "puño y letra", dando las gracias a uno de esos comercios que por desgracia nos deja, y obviamente no pude negarme.
Hace una semana Castellar despedía algo más que una tienda. Se cerraba una puerta que ha estado abierta durante décadas, un lugar que ha sido punto de encuentro, de confianza y cercanía. Alimentación Manjón, "Lo de Fausti" no era solo un negocio: era parte de nuestra historia.
Con su dedicación incansable, su trato amable y su compromiso con el barrio, Fausti y Carmen nos han acompañado en lo cotidiano y en lo importante. Nos conocían por el nombre, sabían lo que necesitábamos antes de pedirlo, y siempre tenían una palabra amable que hacía más llevadero el día. Quien no se va a acordar de los "chistes malos" de Fausti...Ahora, tras tantos años de servicio, les llega el merecido descanso de la jubilación. Nos alegramos por ellos, pero no podemos evitar sentir un nudo en la garganta. Porque Castellar pierde un pedazo de su alma.
Gracias por tanto. Por estar, por cuidar, por ser hogar. Por hacer pueblo.
Os deseamos lo mejor en esta nueva etapa. Os vamos a echar muchísimo de menos.
Aquí os dejo el texto integro que me pasó Luisa. De ella es la idea (y no mía) de hacer un pequeño homenaje al pequeño comercio, llámese como se llame. Gracias a todos los que día tras día nos ofrecéis vuestra mejor sonrisa al acercarnos a vuestro negocio, local, bar, restaurante o cafetería, porque Castellar no sería lo mismo sin vosotros
"Querido Fausti, querida Carmen,
Dejadme empezar diciendo que soy una nostálgica y que cerrando el supermercado, cerráis una parte de mi infancia. Pero es mucho más que eso lo que se cierra con la tienda y por eso os escribo esta carta:
"Lo de Fausti" ha sido el proveedor de alimentación diario en la casa de mis padres desde que tengo memoria, que no es poco. Pero esa tiendecita junto a la farmacia en la Plaza del Olivo cumple una maravillosa función social: es la excusa para que mi madre, que ahora vive sola, se dé un paseo cada día y entre la tienda y el trayecto haya entablado conversación con sus antiguos vecinos o alumnos o madres de alumnos o compañeras... Y esos encuentros inesperados de camino al supermercado son los que me cuenta cada día cuando hablamos por teléfono. Quizá no haría falta ir a comprar cada día y podría apañarse con lo que hubiera en el frigorífico, pero hace falta ir a comprar cada día porque no va sobre la comida sino sobre esos encuentros que entretienen al cuerpo de pensar en los dolores y al alma de pensar en las ausencias. Gracias.
No soy yo la que más paso por la tienda cuando vamos al pueblo pero también tengo mi excusa y es que a mi marido -que no es que no sea del pueblo, es que no es ni del país-, "ir a lo de Fausti" le hace sentirse en casa -aunque nada más lejos de las impersonales grandes superficies que tenemos junto a nuestra casa-. Aquí ese sentimiento no es por lo reconocible sino por lo humano: por la bienvenida alegre que le dais al llegar y por las recomendaciones de Fausti de productos que no esperaba encontrar en el pueblo. Gracias
Mis hijas y sobrinos también se apuntan a ayudar a la abuela con las bolsas. Sospecho que de mayores se acordarán de las gominolas que les daba Fausti en cada visita cuando hablen de sus recuerdos del pueblo.Gracias.
Luego está ese lujo que no sé si sabemos valorar de que después de la pechá de horas en la tienda, aparezca Fausti en la puerta de tu casa. Con la caja de leche, sí, pero sin olvidarse de su sonrisa... Porque esto es más que una tienda.
No tiendo a prodigarme yo hablando en público de temas personales pero esta vez pensé que quizá esta carta la puedan hacer suya muchos otros paisanos que echaremos de menos nuestra vida alrededor de vuestro supermercado. Gracias, queridos Carmen y Fausti. "
Al suscribirse a Blogs, te enviaremos un correo electrónico cuando haya nuevas actualizaciones en el sitio para que no te las pierdas.
Comentarios